El aceite de oliva es un alimento insustituible de la dieta mediterránea y es muy bueno también para tu hijo desde las primeras papillas, a las que podrás añadir una cucharadita para que sea sabrosa y sana.
Tu hijo crece y hacia los seis meses, cambian sus necesidades: para crecer cada vez más necesita integrar su dieta con alimentos más ricos con respecto a tu leche e inicia una nueva fase, la de las manitas en el plato para descubrir, también a través del tacto, la nueva papilla y su consistencia.
Desde el inicio del destete puedes introducir en las recetas una cucharadita de aceite de oliva virgen extra; a medida que tu pequeño crezca, aumentará también la cantidad aconsejada, llegando hasta una cucharada.
Este alimento, producido a través de procedimientos específicos, es un componente insustituible de la dieta mediterránea y es perfecto para tu hijo, al que le gustará su sabor porque es muy similar al de tu leche, así como su composición rica en muchos elementos nutritivos.
El aceite de oliva virgen extra es importante en su alimentación porque es rico en Omega-3 y Omega-6, grasas insaturadas que tienen una importante función protectora contra las enfermedades cardiovasculares, ayudan a prevenir las enfermedades de envejecimiento de los ojos y, en los niños, contribuyen al correcto desarrollo del tejido nervioso.
Además es rico en oleuropeína, la sustancia que le da a las aceitunas ese sabor algo amargo tan sabroso y que, gracias a sus propiedades antioxidantes, ayuda a que las arterias sean más elásticas, baja la tensión y reduce el riesgo de ateroesclerosis.
Otro componente importante de este alimento es el oleocantal, una sustancia con propiedades anti inflamatorias parecidas a las del ibuprofeno, el principio activo presente en muchos fármacos analgésicos y anti inflamatorios, usados por ejemplo para combatir el dolor de cabeza.