Escuchar tu cuerpo, seguir tu instinto te ayudará a vivir con serenidad la experiencia única del embarazo. Te parecerá que lo ves todo con ojos nuevos, el mundo a tu alrededor y el tuyo interior, más íntimo y emocionante que a partir de ahora compartirás con tu hijo. Sabes que muchas cosas cambiarán: tu cuerpo, tus expectativas, tu estilo de vida, y sientes que te gustaría saberlo todo y al instante.
Simplicidad y claridad en las informaciones pueden satisfacer tus deseos de conocer y ayudarte a acoger mejor a tu pequeño. La prueba de embarazo te ha confirmado que estás encinta. Pero también tu cuerpo te confirma que algo ha cambiado. Puede que tengas siempre sueño o que adviertas una sensación de náusea, sobre todo por la mañana cuando olores y sabores que antes te gustaban ahora te molestan, puede que sientas tensión en el pecho o que necesites ir al baño con mayor frecuencia. ¿La causa? Otra vez las hormonas…
¿Y tu bebé cómo crece? Mide unos dos cm y pesa un gramo y medio, pero su corazón se está formando y comienzan las primeras e irregulares pulsaciones cardíacas, que se volverán rítmicas al final de la octava semana. Toman forma los brazos, las piernas, las manos, los pies y también los dedos, que son palmeados como los de un pequeño pato. El cordón umbilical ya está perfectamente formado e inicia a desarrollarse la corteza cerebral.
Tu salud es una condición indispensable para el bienestar de tu pequeño. Por eso ha llegado la hora de concertar una cita con el ginecólogo. Si bien es cierto que el embarazo es una condición natural y no una enfermedad, es conveniente establecer con el ginecólogo de confianza un programa de visitas, pruebas y controles diagnósticos.
La primera visita después de que la prueba de embarazo confirme que esperas un bebé servirá para controlar la posición, la consistencia y las dimensiones de tu útero y para asegurarse de que todo va bien. También podrá determinarse una aproximación más fiable de la fecha de la concepción y por lo tanto también de la del parto.