El nacimiento de un hijo es algo que te transforma, no solo interiormente.
El embarazo te ha traído un regalo maravilloso pero te ha dejado un cuerpo cambiado.
Pañales, tomas, noches en blanco, cambios de ritmo, la atención focalizada sobre el pequeño que te necesita… A veces te olvidas de cuidar tu cuerpo, de tu alimentación, de tu bienestar. Es verdad, hay otras prioridades, hay un pequeño ser microscópico que centraliza todas tu energías pero lo que puedas hacer por ti, para sentirte mejor contigo misma, también será bueno para vosotros dos. Si te sientes a gusto con tu cuerpo, también resultará más fácil afrontar mejor este empeño absoluto.
Sin tener que dejar a tu pequeño, para hacer ejercicio puedes tranquilamente permanecer en casa.
Son muchos los manuales que puedes consultar para obtener valiosos consejos sobre gimnasia post-parto, o también puedes navegar en internet que ofrece muchos tutoriales profesionales de entrenadores personales especializados en la recuperación de la forma física después del parto.
¿Cuándo? Lo ideal sería dedicarte a ti misma media hora cada día: un pequeño rito cotidiano que te proporcionará solo beneficios sin demasiada fatiga. Puedes hacerlo cuando tu pequeño esté durmiendo pero también puedes jugar con él: pon algo de música, túmbalo sobre su alfombra de juegos y ponte a su lado para hacer algunas abdominales o flexiones de brazos, ¡por ejemplo!
3, 2, 1…¡se comienza!