Una “fotografía” de tu pequeño no solo emocionante sino también útil para que los médicos puedan controlar su crecimiento.
Has descubierto que estás embarazada, tu cuerpo está cambiando lentamente y poco a poco te vas dando cuenta de que dentro de ti crece tu hijo.
Toda esta emoción aumenta cada vez que llega el momento tanto deseado: ver a tu bebé en la ecografía.
Finalmente podrás distinguir la forma de su cabecita y sentir el latido de su corazoncito.
La tecnología sigue evolucionando, y para las futuras mamás y papás, saber que existen medios sofisticados para observar atentamente a su bebé es algo muy emocionante.
Con la típica ecografía, es decir la estándar o bidimensional veréis en el vídeo la clásica fotografía en blanco y negro de vuestro pequeño.
Desde hace algunos años se puede efectuar también una ecografía 3D, tridimensional, ¡que permite a mamá y papá tener una imagen más “real” y detallada de su pequeñín!
Más allá de la estética o del nivel emocional que genera, esta herramienta también es un óptimo instrumento para que el ginecólogo observe de manera precisa el desarrollo del bebé y para mirar sus órganos y miembros con atención.
La ecografía 3D es inocua e indolora, al igual que la estándar, cambia solo el modo en el que se ve al bebé. Como de costumbre, sobre tu vientre espalmado con gel deslizarán una sonda que emite ondas sonoras que llegan hasta tu bebé y vuelven, proyectando la imagen en el monitor.
Con el pasar de los años todos los centros se están equipando con las nuevas tecnologías para permitir que todas las mujeres puedan acceder a una ecografía 3D.
En cualquier caso, sea cual sea el formato de la imagen que veáis en la pantalla de la ecografía, será una foto que os regalará emociones únicas.