Un aumento del peso corporal es absolutamente normal para ti que estás a punto de ser madre, pero hay que mantenerlo bajo control porque debe ser equilibrado para no crearte problemas a ti o a tu bebé.
Durante el embarazo es conveniente no engordar demasiado, por eso el consejo de los médicos es seguir una dieta variada y equilibrada y practicar una actividad física regular.
El ginecólogo debe establecer cuáles son tus necesidades calóricas para sentirte bien: no te fíes de las dietas de andar por casa ni de las improvisadas.
Los motivos por los que es necesario mantener el peso bajo control son principalmente dos:
- algunas molestias (dolor de espalda, dificultades circulatorias, tensión alta…), podrían agravarse con un aumento excesivo de peso;
- si se engorda demasiado, es más difícil recuperar el peso que se tenía antes de la gestación cuando tu pequeño venga al mundo.
Pero en general, ¿cuál sería un “correcto aumento de peso”?
Durante el primer trimestre sería ideal aumentar 1-2 kilos, en el segundo 6 kilos aproximadamente y en el tercero 5 kilos, por un total de 13-14 kilos.
Naturalmente se trata de un cálculo aproximado, que depende de la constitución de la futura mamá. El ginecólogo estará siempre muy atento y te pesará en cada visita, precisamente para controlarte, y sabrá darte indicaciones “a medida”.
Por último, una curiosidad: al final de los nueve meses el bebé incide en el aumento de peso en una mínima parte, igual a unos 5820 gramos. De hecho:
- el feto pesa unos 3400 gramos;
- la placenta 650 gramos;
- el líquido amniótico 800 gramos,
- el útero engrosado 970 gramos.
A estos valores hay que añadir unos dos litros de líquidos retenidos, por un total de unos 7,5/8 kilos, que es el aumento mínimo provocado por el embarazo. Los kilos de más constituyen por lo tanto un poco de grasa que habrá que perder… Se ocupará tu hijo cuando nazca de tenerte entrenada y el peso forma no tardará en volver