Elegir entre mil productos y desenvolverse entre placer y practicidad para la habitación de tu pequeño.
El dormitorio es el lugar que habéis estudiado a medida para vuestro hijo. Para él habéis elegido los colores de las paredes, la cuna y/o el moisés, el cambiador…
Seguramente el resultado es estupendo y su habitación resulta cálida y acogedora, pero, para que el trabajo pueda considerarse completo, es necesario controlar que también sea cómoda y funcional tanto para la madre como para el niño.
- La cuna es el elemento que caracteriza todos los dormitorios y que acompañará a tu hijo durante los próximos años. En comercio encuentras muchas. Entre las más cómodas se encuentran las que tienen una doble altura del fondo (útiles sobre todo cuando no se usa el moisés durante las primeras semanas), con barandillas que se pueden bajar (para dejarle la libertad de bajarse solo cuando sea capaz), las “modulares” que se transforman en cama cuando tu cachorro se haga grande.
- El cambiador, si has decidido no ponerlo en el cuarto de baño, lo utilizarás en el dormitorio sobre todo para cambiar ropita y ¡para llenarlo de mimos! El rincón del cambio puede organizarse aún mejor con prácticas estanterías de tela colgadas en la pared, para tenerlo todo al alcance de la mano. Cuando tu pequeño crezca, podrás guardarlas fácilmente si son plegables, o utilizarlas como cajoneras, si son más estructuradas.
- Un armario o una cajonera son el lugar perfecto para organizar la ropita, los bodys y los patucos de tu bebé. Así sabrás siempre dónde encontrar lo que necesites.
- Una alfombra es útil para jugar con tu hijo sobre un espacio suave. Delimita el espacio utilizando cojines y ese pequeño lugar se transformará en su ¡rincón más divertido!
- Pronto tu pequeño comenzará a moverse y a jugar. Encuentra un lugar en el que colocar un baúl o una cesta: allí guardarás sus juguetes, para que él sepa dónde encontrarlos y dónde guardarlos para no perderlos.