El yoga, el pilates y la natación son “mano de santo” para restablecer el propio equilibrio sicofísico
Puede ocurrir que después del parto te sientas “en baja forma”, tanto físicamente como dentro de ti: te miras al espejo y ves un cuerpo cambiado, te sientes diversa, fuerte pero al mismo tiempo insegura y fragmentada. La jornada se organiza en base a las necesidades de tu hijo, todas tus energías se dirigen hacia su bienestar y es fácil sentirse ansiosa, sobre todo si este es tu primer embarazo. El equilibrio entre interioridad y todo lo que te rodea cambia y puede ser que vivas estos primeros meses de cambios con poca serenidad.
Intenta satisfacer el deseo de encontrar pequeños espacios solo para ti, esto ayuda no solo a tu bienestar sino también al de tu hijo: ¡no hay nada mejor que una mamá serena y feliz consigo misma!
Precisamente en este sentido, una actividad física moderada puede ayudarte a combatir el ansia y a vivir serenamente los primeros meses después del parto. Hacer un poco de gimnasia proporciona energía al cuerpo y a la mente: el físico recupera tonicidad y fluidez de movimientos, se siente más ligero y suelto, la percepción de uno mismo mejora.
Puedes comenzar o retomar el entrenamiento un mes después del parto más o menos, algo más si has dado a luz con cesárea. Disciplinas como el yoga y el pilates ayudan a reequilibrar el cuerpo y el espíritu a través de una serie de ejercicios que devuelven tonicidad y elasticidad, concentrándose en la respiración. La natación por el contrario estimula el sistema linfático y circulatorio facilitando la recuperación de tu forma física.
No hay ningún problema por lo que concierne a la lactancia: practicar una gimnasia dulce y sin excesos no tiene ningún efecto negativo, es más contribuye a reforzar tu físico y a disminuir las posibilidades de que sufras contracturas y tensiones. La mente consigue alegría y buen humor: volverás a sentirte en equilibrio y lista para afrontar serenamente las jornadas en compañía de tu pequeño.