Enseñar a tu hijo a amar la naturaleza es más fácil si haces que participe directamente en una actividad divertida, como cultivar un pequeño huerto en casa.
El verano trae consigo el sol, el calor y… ¡muchos juegos que puedes hacer junto con tu hijo! Entre estos, cultivar con él un pequeño huerto en casa, en el balcón o dentro de casa, será una hermosa experiencia. Sembrar, cuidar, ver crecer las flores y los frutos de vuestro trabajo le dará mucha satisfacción acercándolo a la naturaleza y enseñándole a amarla y a respetarla.
¡Pero aún hay más! La paciencia y la constancia necesarias para que se abran las semillas y ver germinar los primeros brotes, a través de una actividad agradable y divertida, lo ayudan a desarrollar su sentido de responsabilidad. ¿Otra ventaja? Elegir verduras y verlas crecer, ¡hará que esté más dispuesto a comérselas!
¡El juego gusta cuando es divertido! Así que vía libre a ropa cómoda y que se pueda ensuciar durante las varias fases, cavar, sembrar, regar… Pero recuerda que los pequeños mantienen la atención durante breves períodos, por lo que es importante alternar las diversas actividades.
¿Cómo hacer que participe? Deja que sea él quien elija la planta que cultivar, comenzando por aquellas que necesiten menos cuidados, como las zanahorias, la lechuga ¡o la albahaca! Y, si la semilla no brota, explícale que es algo que puede pasar: simplemente hay que entender porqué y poner remedio. Podéis volver a plantar la “semilla traviesa”, y el fruto llegará, ¡bonito y riquísimo!
El juego no acaba aquí: el último paso es el que se da desde la maceta hasta el plato: deja que tu pequeño chef te ayude a cocinar una riquísima receta ¡a kilómetro cero! ¡Qué hermosa sorpresa para papá probar un plato nacido del amor de su pequeño y preparado por sus manitas!