No renuncies a un agradable paseo con tu hijo en ningún período del año, basta con tomar algunas precauciones
Un clima templado y jornadas soleadas son ciertamente lo ideal para dar un bonito paseo, pero cuando el tiempo es menos favorable, también puedes salir al aire libre junto con tu bebé, simplemente tomando algunas precauciones. Es importante para tu hijo, desde muy pequeño, salir al aire libre porque la luz del sol garantiza el correcto desarrollo del sistema óseo ayudando a producir y fijar la vitamina D. Además para él es una gran oportunidad para recibir estímulos visuales y perceptivos: luces, colores, sonidos atrapan su curiosidad y atención, y contribuyen a su desarrollo cognitivo.
No te preocupes demasiado sobre posibles enfermedades porque el organismo de los niños posee las defensas necesarias: lo importante es evitar al pequeño los cambios bruscos de temperatura y sobre todo protegerlo contra el viento.
¿Pero cómo vestirlo? No lo cubras como si lo llevaras de excursión a la montaña, mejor vestirlo a capas de manera que puedas quitarle o ponerle prendas dependiendo de la temperatura. Si tienes dudas, un truco que siempre funciona es meter un dedo por su camiseta a la altura del cuello, para tocarle el tórax: si está caliente significa que está vestido correctamente. Las manitas y los piececitos pueden llevarte a error porque es fácil que los recién nacidos los tengan fríos, ya que el calor se concentra en los órganos internos.
¿Qué recorrido se puede elegir si se vive en ciudad? Tráfico, aire contaminado y escasez de zonas verdes hacen que vuestro paseo sea menos agradable; por eso busca calles menos congestionadas por los coches para llegar a un parque o a unos jardines. Si es posible cambia el recorrido para que tu hijo pueda descubrir ambientes nuevos y aumentar sus estímulos