Átame con tus caricias y tus palabras
Besos, caricias, abrazos, pero también palabras dulces, miradas llenas de amor, canciones de cuna susurradas, poesías “especiales”… Son estos y muchos otros los “vocablos” que componen el diccionario emotivo y afectivo de tu hijo, el único que es capaz de comprender desde los primeros instantes de su vida. Un conjunto de frases que conoces instintivamente y que adoptas con felicidad desde el primer instante en el que sus ojos se pierden en los tuyos.
Puedes comenzar a mimarlo desde antes aún de que venga al mundo, comunicando con tu pequeño con caricias en el vientre, melodías susurradas y muchas palabras.
Y cuando esté entre tus brazos, cualquier momento será el adecuado para una buena dosis de mimos que para él son fundamentales para el crecimiento emotivo y físico, tanto cuanto el alimento. Por eso es esencial que tu bebé “sienta” vuestras caricias, las de mamá y también las de papá.
Los mimos son un instrumento de comunicación recíproca en la relación entre dos personas: mimar a alguien significa reconocerlo y hacerse reconocer, significa escucharlo y hacerse escuchar.
Desde la intimidad del momento de la lactancia a través de la cual el bebé aprende a reconocer el sabor del cuerpo de la mamá, hasta los rituales del baño y del cambio con los que el bebé aprende a conocerse a través de la ternura hacia su cuerpecito, son todos gestos que hay que replicar en abundancia para dar y recibir felicidad sin temor a equivocarse por exceso: ¡los mismos no son caprichos y nunca lo serán!