¿Cuántas veces al día te sorprendes encantada mirando a tu hijo mientras él descubre el mundo? Son muchos los juguetes que pueden ofrecerle nuevos y cautivadores estímulos.
A los 6-7 meses tu hijo necesita estímulos sensoriales: tacto, gusto, olfato, oído, vista. Aún no puede trasladarse pero aferra todo lo que entra en su campo de acción.
Para estimular sus sentidos, crea para él una cestita del tesoro, ¡como nos enseña Elinor Goldschmied!
Un cesto de mimbre servirá para guardar varios objetos de uso común, muy simples, preferiblemente construidos con materiales naturales: madera, metal, goma, papel, tejido, piel, cartón, etc. ¿Algunos ejemplos? Las pinzas de madera para tender la ropa, un collar resistente que ya no utilices, una cuchara de cocina, tapones de corcho, una bufanda, cintas de colores, un cepillo, un bolsito… y todo lo que se os ocurra que no pueda ser peligroso para él.
Después de colocar la Cestita junto a tu hijo, obsérvalo mientras explora estos materiales: aprende ‘jugando’. Los toca, escucha el ruido que hacen, siente el sabor que tienen y con el paso del tiempo los utilizará cada vez de manera más parecida a como lo hacen los adultos.
Inicialmente hazle sentir tu presencia, responde a la mirada de tu pequeño y a sus balbuceos, evitando intervenir en su juego, para dejarlo libre en sus descubrimientos. ¡Después te toca a ti! Elige los objetos y muéstrale nuevas maneras de utilizarlos. ¡Cuanto mayor sea tu fantasía, más atraído se sentirá tu hijo hacia este nuevo juego!
No olvides renovar de vez en cuando el contenido de la Cestita, ¡para que su curiosidad no tenga fin!