Desde los primeros e imperceptibles movimientos en el vientre, hasta las “patadas” del tercer trimestre
El pequeño comienza a moverse en el vientre desde la octava semana, pero si este es tu primer embarazo probablemente comenzarás a advertir sus movimientos solo más adelante, alrededor de la 20a semana.
En los siguientes embarazos, por el contrario, cuando seas más “experta”, puede que consigas identificar los movimientos de tu bebé incluso antes, alrededor de la 16a semana.
Al principio no es fácil reconocerlos: los movimientos son muy ligeros, parecidos a un batir de alas, que podrías confundir con un quejido de estómago o de intestino.
Alrededor del sexto mes los movimientos fetales comenzarán a ser más fuertes y regulares. La relación con tu pequeño se hará más intensa, conseguirás incluso instaurar con él un diálogo especial: bastará una caricia para tranquilizarlo cuando los movimientos te parezcan demasiado frenéticos y aprenderá también a reconocer las caricias del papá, ¡a las que puede que responda con una buena patada!
Cuando tu hijo crezca, normalmente alrededor del octavo mes, el espacio a su disposición en el útero habrá disminuido y los movimientos serán por lo tanto menos frecuentes. Las dimensiones que el pequeño habrá alcanzado le impedirán moverse libremente y realizar las cabriolas que hacía antes pero a través de sus golpecitos podrás entender en qué posición se encuentra.
En este período intenta contar los movimientos del niño (lo aconseja también el ginecólogo): al menos una veintena durante el arco de doce horas son señal de bienestar y vitalidad.