La particular experiencia de cada madre, entre sentimientos de culpa y una pizca de felicidad al volver a encontrar espacios y rutinas que son solo tuyos.
Los primeros meses con tu pequeño han pasado de prisa y ha llegado el momento de volver al trabajo. Ya habrás decidido con quién dejarás a tu hijo mientras tú vuelves a tus actividades, y es el momento de pensar en tus estados de ánimo para volver a afrontar la rutina casi olvidada que caracterizaba tus jornadas antes de su llegada.
Cada mamá reacciona de manera diversa a este momento: cada una ha vivido de manera personal y única cada paso desde su nacimiento hasta ahora y están permitidos todos los pensamientos que se hacen sitio en tu mente.
Puede que te sientas acompañada por un molesto sentimiento de culpa y una incómoda inquietud al separarte de tu hijo: no te dejes vencer por estos pensamientos y sabe que tu hijo, si te ve serena, no sufrirá por la separación. Recuerda que no es la cantidad de tiempo que pases con él lo fundamental, sino la calidad de los momentos que viváis juntos. Vuelves al trabajo para garantizaros a ti y a él una seguridad económica y, si percibe un clima tranquilo, será una separación relajada y una vuelta al trabajo para ti menos traumática.
Pero podría llegar otro pensamiento: después de tantos días, horas y noches dedicadas a tu hijo, estás casi feliz de poder volver a las habitudes y de poder recrear rutinas completamente tuyas. La llegada de un bebé cambia totalmente la vida de una madre, y es sano el deseo de volver a apropiarse de algunos espacios individuales.
Volver al trabajo después del embarazo es una experiencia particular, con un bagaje de diversas emociones: vivirlo intentando transmitir serenidad a tu hijo es lo mejor para ambos.