Los niños jugando desarrollan sus actitudes y aprenden a concentrarse: ¡crea un espacio para su fantasía!
El juego ayuda al crecimiento desarrollando las capacidades de tu hijo y contribuyendo a la formación de su personalidad. Jugando tu cachorro comienza a interaccionar con el mundo que lo rodea e inicia a construirse su propia esfera cognitiva y afectiva. Por eso es importante poner a su disposición un espacio en el que pueda moverse libremente y dar rienda suelta a su creatividad.
La tradicional alfombra de casa puede transformarse en un oasis: oportunamente enriquecida con objetos de colores, con formas y dimensiones diferentes, se transforma en un lugar perfecto para jugar ¡solos o acompañados! A partir del sexto mes tu hijo es capaz de aferrar bien los objetos: cubos de colores, pelotas de esponja o goma espuma, muñecos y otros juguetes estimulan su tacto y su curiosidad. Puedes meterlo todo en una cesta o en una caja: sacarlos y después guardarlos son actividades en las que tu pequeño participará con gusto.
Al principio, cuando descubra un juego, lo repetirá una y otra vez. De esta manera aprende a asumir el control de sus acciones y se vuelve cada vez más seguro de sus capacidades. Recuerda que no son necesarios juguetes sofisticados y ultra modernos: todo lo que sea de colores, fácil de coger o sonoro atrapa su atención y su curiosidad, proporcionando diferentes estímulos cada vez.
Después del sexto mes, tu hijo adquirirá una mayor autonomía de movimiento: verás que comienza a darse la vuelta él solo y gradualmente empezará a mantenerse sobre las rodillas y las manos para después sentarse sin ayuda, hasta que sea capaz de gatear libremente. ¡En ese momento la alfombra se transformará en una auténtica pista de carreras!