Para una futura mamá pocas cosas son más apasionantes que ir de compras para el bebé, ¡pero resistir a la tentación de saquear las tiendas es un ejercicio aconsejado!
La llegada de un bebé es una ocasión especial que pone a dura prueba a la madre que no quiere ceder al ¡“síndrome de compras compulsivas”! Para no arriesgarse a exagerar comprando demasiadas prendas y olvidarse de las que tu hijo necesitará de verdad, lo mejor es hacer una pequeña lista de sus necesidades.
Aquí tienes algunas sugerencias.
Las compras más divertidas serán seguramente las de la ropita. Es importante recordar que a los recién nacidos no les gusta ser vestidos y desvestidos, por lo que es mejor elegir prendas fáciles de poner y quitar. Evita igualmente comprar ropa que deba ser lavada a mano porque el tiempo para hacerlo será siempre muy poco. Prefiere las prendas en fibras naturales: mejoran la transpiración y evitan las irritaciones. Comprueba que no tengan costuras en relieve ni etiquetas rugosas que puedan dar fastidio a su piel sensible.
Cuando compres los prácticos monos o las cómodas mallas combinadas con jerseys, recuerda por último que los “piececitos” deben ser bastante amplios.
Para sus prendas íntimas, los body son una alternativa cómoda y práctica a las tradicionales y siempre útiles braguitas y camisetas: con sus botones en la ingle mantienen la barriguita de tu hijo siempre cubierta.
Los patucos mantendrán sus piececitos siempre calentitos y las pequeñas manoplas lo protegerán durante los primeros días contra los arañazos que podría hacerse al mover las manitas, todavía poco coordinadas.
Baberos en grandes cantidades serán una útil ayuda después de las tomas para “contener” las pequeñas regurgitaciones.
Por último, pero no por ello menos importante, un gorrito o bonete no podrá faltar entre las prendas de su primera canastilla: cuando vayáis de paseo protegerá su cabecita contra el viento y el frío.