Es la parte más afectada por los cambios, por eso hay que cuidarlo durante todo el embarazo sobre todo en previsión de las tomas.
Comencemos por el final: terminada la lactancia, el pecho que hasta ahora había crecido incluso varias tallas volverá a ser el de antes. Pero tendrá “a sus espaldas” 9 meses de embarazo y numerosas tomas… Al ser el órgano más solicitado y puesto a dura prueba durante la gestación y la lactancia, si no se cuida, podría perder un poco de su encanto y de su feminidad por culpa de la aparición de estrías y de una disminución de la tonicidad. Por eso es conveniente cuidarlo desde el momento en que se descubre que se espera un hijo.
¿Cómo? Así.
- Usa cremas específicas: durante la gestación y la lactancia usa siempre cremas hidratantes específicas y sobre todo compatibles con las tomas, que ayudan a mantener la piel y los tejidos elásticos.
- Lleva sujetadores de calidad, que acompañen el aumento del volumen, sean cómodos para la lactancia y que estén realizados preferentemente en tejidos naturales.
- Mantenlo “en forma” con ejercicios simples, que dan la justa tonicidad y evitan que el pecho se descuelgue demasiado después de la lactancia. Por ejemplo, aprieta entre las manos una pelota de tenis durante aproximadamente 20 veces, manteniendo los codos hacia afuera a la altura del pecho, con los hombros bajos y relajados.
- Realiza fricciones muy suaves con una esponja fría: después de ducharte, date pequeños golpecitos con un paño frío sobre el pecho durante algunos minutos para favorecer la circulación y reafirmar los tejidos.
- Los masajes con los guantes de crin están hoy superados…¡por fortuna! Era un viejo método “de la abuela”, que se pensaba reforzase la piel en vista de las tomas. No solo no se ha demostrado útil sino que además te arriesgas a sufrir enrojecimientos e irritaciones.