Desde los primeros meses de espera, es necesario prestar más atención a la dieta, para proporcionar al feto todo lo que necesita para crecer y evitar hacerle correr riesgos
Cuando esperas un bebé debes prestar más atención a lo que comes en la mesa: el alimento se convierte en nutrición no solo para ti, sino también para el pequeño que llevas en tu vientre. En primer lugar evita los embutidos crudos si no eres inmune a la toxoplasmosis, una enfermedad infectiva que si se contrae durante el embarazo, puede ser peligrosa para el desarrollo del feto.
Que nunca falten las verduras en tu mesa: estos alimentos son ricos en vitaminas y sales minerales, útiles para el desarrollo del feto en el vientre y, gracias a su contenido de agua y fibra, ayudan a combatir el estreñimiento. Si no eres inmune a la toxoplasmosis desinfecta bien la verdura cruda y la fruta, dejándola en remojo con agua y bicarbonato y aclarándola bien después. Evita completamente las bebidas alcohólicas, porque pueden ser nocivas para el feto. El té y el café están permitidos, pero sin exagerar, porque contienen sustancias excitantes.
Alterna fuentes de proteínas (carne, pescado, leche y derivados, huevos) que, además de ser fuente de hierro son indispensables en esta fase de construcción de las estructuras del feto. Sobre todo la leche y sus derivados no deben faltar durante el embarazo, ya que garantizan una buena aportación de calcio, un mineral indispensable para la estructura de los huesos del feto.
Por cuanto concierne a los moluscos, limita su consumo porque pueden contener sustancias nocivas. Si los consumes, asegúrate de que sean frescos y tómalos solo cocinados.
Limita el consumo de sal, ya que el sodio favorece la retención hídrica y por lo tanto la hinchazón.
Vía libre a las especias para condimentar los alimentos, si te gustan, pero no exageres con la pimienta.