Cuando tu bebé prefiere dormir en vez de comer, intenta…
Ya desde el primer día, enganchar a tu bebé al pecho es una experiencia mágica que te llena de felicidad, pero algunas veces puede ocurrir que los niños no quieran despertarse para la toma y coman menos de las ocho veces al día normalmente indicadas.
Sin preocuparte más de lo necesario, pide opinión a tu médico de confianza, que podrá hacer un análisis de la situación: por ejemplo, la asunción de fármacos durante el embarazo o un poquito de ictericia podrían ser causa de somnolencia. Eliminadas estas dudas, intenta entender junto a él si tu bebé come bastante: los recién nacidos aumentan aproximadamente 170 gramos por semana, pero cada bebé tiene ritmos y tiempos de crecimiento diferentes de los demás… Se paciente algunos días y aprenderás a conocer los de tu pequeño.
¿Cuando llega la hora de la comida tuerce la naricita y no come? ¡Usa algunos trucos para que la cita con la leche sea más interesante! Si ha nacido bajo peso o si el parto ha sido difícil, puede que tenga sueño porque necesita recuperar las energías y que le animes a succionar, ¿por qué no intentas engolosinarlo exprimiendo sobre sus labios un poco de leche?
También puede ocurrir que el bebé sea un poco perezoso y que no tenga ganas de succionar. Puedes ayudarle comprimiendo el pecho mientras lo alimentas: la leche saldrá uniformemente, haciendo que la toma sea menos fatigosa.
Por otro lado, cuando te parezca que haya perdido interés, cambia de posición, ayúdalo a expulsar el aire o cámbiale el pañal: son pequeños intervalos que lo distraerán ¡sin hacerle perder la paciencia!
Pero la situación puede ser la contraria: durante la toma no para de mirar a su alrededor con sus ojitos vivaces porque es curioso… Disminuye los estímulos externos y crea un ambiente relajante y tranquilo: comerá tranquilo y ¡el momento de la toma será más agradable!
Si, debido a la subida de la leche, tu pecho está lleno, resultará más tenso y para tu pequeño podría ser difícil engancharse. Intenta cogerlo por sorpresa, cuando esté a punto de despertarse: su instinto natural lo hará chupar, haciendo que la succión sea más fácil.
¿Sigue durmiendo? Si no hay otros síntomas, como apatía, llanto débil, poco pipí o fiebre, entonces tu pequeño es un auténtico dormilón de carácter y crecerá con regularidad, respetando la curva de crecimiento y convirtiéndose en un ¡apuesto hombrecito o en una dulce princesa!